A principios de los años 90 aumenta la demanda de nuestros productos debido a las exportaciones a Europa, Japón y EEUU. Como consecuencia de esta demanda construimos una nueva alfarería con más de 7.000 m2 de superficie, aprovechando este momento para modernizarnos.
Adquirimos un filtro prensa para la elaboración de nuestra arcilla, antes se hacía de forma manual. Los hornos morunos pasan a ser hornos de propano, mucho más eficientes y con menos horas de cocción. Mediciones muy precisas y temperaturas por encima de los 1.000 grados centígrados que confieren a nuestros productos una excelente calidad y resistencia. Se diseñan secaderos que se alimentan con el calor proveniente del enfriamiento de los hornos tras la cocción, aprovechando esa energía residual.
En nuestra mente siempre está la premisa de generar el menor impacto medioambiental.
